Tomad precauciones, hordas nativas latinoamericanas, que ahora sí es verdad que la vieja España se ha enfadao. Con la arrogancia propia de quienes creen firmemente en la majestad de sus propias testas coronadas (aunque tengan la cadera rota y la reputación chueca), los poderosos de la península han golpeao la mesa con el bastón de mando y han echao unos tiros -por lo pronto al aire- con la real escopeta de matar elefantes.
¿Qué los ha ofendido tanto? Pues, como es natural en estos tiempos, el honor mancillado, el orgullo herido no es cuestión de patriotismo abstracto (¿quién pierde tiempo en esos anacronismos?), sino un mero asunto de negocios. La presidenta argentina, Cristina Fernández, ha decidido expropiar las acciones que poseía la empresa hispana Repsol en la firma petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) y eso bastó para que la amenacen con un terrible escarmiento, aunque -en honor a la verdad histórica- desde los tiempos de Felipe II y la Armada Invencible, casi nadie se toma en serio las bravatas de ese reino.
Mi amigo el Profesor de Historia dice que el episodio es perfecto para enseñar a los jóvenes a comprender el pasado a través de la observación del presente. “Si quieres imaginarte cómo se pusieron los gobernantes españoles a principios del siglo XIX, cuando se enteraron de que acá había unos patriotas que querían ser libres, basta con mirar la reacción de los gobernantes y los ricachones españoles actuales ante la decisión argentina -explica el profe-. Hay muchas similitudes porque en aquella época el imperio español estaba venido a menos, sometido por Napoleón Bonaparte, y hoy figura entre los países PIGS [cochinos, en inglés, grupo integrado por Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España (Spain)], denominación humillante que les endilgaron sus propios socios de la Unión Europea por ser los parientes arruinados”.
Prodigio Pérez, quien también le mete al análisis internacional, advirtió sin embargo que Buenos Aires debe prepararse para las represalias, más allá de las pataletas de Rajoy y sus oscuros ministros. La Unión Europea y de seguro Estados Unidos y los célebres organismos multilaterales, se van a solidarizar con España, o mejor dicho, con Repsol, a pesar de que sea una petrolera de segunda división, con matriz en un país puerco (dicho por la misma UE). De nuevo no se trata de un tema de patrias, sino de la necesidad de evitar que la actitud de la presidenta Fernández sea imitada por otras “colonias”. El capitalismo internacional, tan aporreado como está por sus múltiples y largas crisis, no puede permitir esas nuevas rebeldías contra sus corporaciones, que son como decir la compañía Guipuzcoana pero con página web.
Clodovaldo Hernández
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